Hubo casos en que la combinación de lluvia y viento fue tan fuerte, que los parrones no aguantaron y terminaron en el suelo, tal como ocurrió en la Región de O´Higgins. En otros casos, simplemente el fruto se parte, al absorber demasiada agua en poco tiempo. Las que se salvaron pueden ser afectadas por hongos y otras plagas en lo que resta del año, por lo que la preocupación aumentó en empresarios y productores. En efecto, la región más afectada fue la de O’Higgins, en que cayeron 90 mm, aunque la franja azotada por el agua está entre las regiones de Valparaíso y Ñuble, con promedios que -en la depresión intermedia- van desde los 20 mm a los 65 mm de precipitaciones. Algo totalmente inusual para esta parte del año.

De acuerdo al catastro de la Federación de Productores de Fruta de Chile (Fedefruta), una vez ocurrido el aguacero, la uva de mesa sultanina de media estación, fue la más afectada en la zona antes mencionada, en que, en algunos casos, la producción se perdió en su totalidad, debido a que estaban en plena cosecha. Además, en las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Metropolitana se registraron pérdidas, en este tipo de uva, de entre el 50% y 100% en esta temporada. “En este episodio se dio la tormenta perfecta, que juntó mucha agua, seguida de alta humedad y calor”, señala Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, quien agrega que cerca del 40% del volumen de fruta que exporta Chile, corresponde a uva de mesa.

Con la información que Fedefruta ha recogido de reuniones con consejeros y productores, se proyecta que la pérdida en uvas de mesa blancas sea entre un 70% y 80% de la producción, desde la zona centro hacia el sur, y en uva roja, cerca de un 30% de las cosechas, “aunque aquella estimación está en veremos, dependiendo de cómo se siga comportando el clima”, afirma el presidente del gremio. Sin embargo, “todas las variedades están dañadas, incluso algunas más tardías como Red Globe, Crimson y Autumn Royal”.
El Valle del Aconcagua, en la Región de Valparaíso, ya reporta un 42% menos de producción a causa de esta catástrofe agrícola, en comparación al mismo período de 2020. Mientras, en la Región de O’Higgins, no hay certeza sobre cómo se van a cosechar variedades como Scarlotta, Crimson y Red Globe; “Y hoy sería muy optimista pensar que podremos cosechar un 30% o 40%”, considera Valenzuela, y agrega que: “Las lluvias, en una primera etapa, provocaron daños de partidura, caída de fruta, de árboles y parrones, y eso se cuantificó en 150 millones de dólares. Pero conforme han pasado las semanas el daño en la fruta ha aumentado muchísimo”.
Michelle Morales, agrónoma del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura de O’Higgins explica que: “El daño va desde la caída del árbol hasta las partiduras de las frutas, además de microfisuras que no se ven, pero luego generan hongos. Sea lo que sea, es fruta que se debe botar”, enfatiza la experta en el diario Las Últimas Noticias. Como se ha mencionado, en general, buena parte de las pérdidas corresponden a frutas de exportación. Según la experta, en el caso de la uva de vino, por la época las bayas todavía están verdes, por lo que la lluvia no las daña salvo algunos casos de variedades blancas.