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Artículo #217

El origen del Malbec, en su día internacional

Por Gonzalo Rojas Aguilera ABRIL DEL 2025

La cepa Malbec es hoy reconocida mundialmente como el emblema de la vitivinicultura argentina, pero su historia se remonta al suroeste de Francia, donde tuvo un papel destacado en la tradición enológica europea. Su trayectoria desde Cahors hasta Mendoza no solo refleja un proceso de migración varietal, sino también un fenómeno de adaptación y resignificación en el contexto del Nuevo Mundo. Esta reseña aborda los principales hitos históricos que marcaron la evolución del Malbec, desde su origen francés hasta su consolidación como ícono global del vino sudamericano.

Texto destacado

La historia del Malbec es el testimonio de cómo una cepa europea, tras perder protagonismo en su tierra natal, renació con fuerza en América del Sur, transformándose en símbolo identitario y estandarte enológico de una nación.


Originaria del suroeste de Francia, la cepa Malbec —también conocida como Côt o Auxerrois— posee una historia milenaria vinculada a la región de Cahors, donde fue durante siglos la uva tinta predominante. En esa zona, sus vinos eran célebres por su densidad, vigor tánico y notable capacidad de guarda, al punto de ser referidos como los “vinos negros de Cahors” en los mercados medievales europeos. Durante la Edad Media, llegaron incluso a competir en prestigio con los vinos de Burdeos, siendo consumidos en las cortes inglesas y rusas.

Sin embargo, la evolución del mapa vitivinícola francés y una serie de factores adversos —entre ellos, las devastadoras heladas de 1956 y la expansión de variedades más resilientes y comercialmente exitosas como el Merlot y el Cabernet Sauvignon— provocaron una paulatina declinación del Malbec en su lugar de origen, relegándolo a un segundo plano dentro del panorama vitícola de Francia.

Fue en el siglo XIX, en el contexto de los procesos de modernización agrícola impulsados por los Estados latinoamericanos, cuando el Malbec inició su migración al Nuevo Mundo. En Chile, la cepa fue introducida como parte de un ambicioso programa de importación de variedades francesas promovido por el Estado a través de la Quinta Normal de Agricultura de Santiago, fundada en 1841. Esta institución, de carácter experimental y pedagógico, fue clave en la aclimatación y difusión de vides europeas en los valles chilenos. Desde allí, el Malbec se expandió a diversas zonas vitivinícolas del país, en especial al Valle Central.

Poco después, en 1853, el agrónomo francés Michel Aimé Pouget —contratado por el gobierno argentino de Domingo Faustino Sarmiento— llevó estacas de Malbec desde Chile a la provincia de Mendoza, con el objetivo de impulsar la reconversión del viñedo argentino. Allí, en un entorno agroecológico marcado por suelos aluviales, clima continental árido, altitud elevada y marcada amplitud térmica, la cepa encontró condiciones óptimas para desarrollarse con singular expresión. A diferencia de su evolución en Europa, el Malbec no solo sobrevivió: prosperó, se reinventó y terminó consolidándose como la variedad emblema de la vitivinicultura argentina.

A partir de la década de 1990, con el auge de la reconversión vitivinícola y la apertura exportadora de Argentina, el Malbec ganó notoriedad internacional por la calidad de sus vinos, especialmente los provenientes de regiones como Luján de Cuyo y el Valle de Uco. Estos terroirs dieron origen a un nuevo perfil de Malbec: más frutal, vibrante, profundo y sedoso, con una notable capacidad de reflejar las características del suelo y el clima.

Hoy, Argentina concentra más del 75% del Malbec cultivado a nivel mundial, con más de 40.000 hectáreas plantadas, posicionando al país como el epicentro global de esta variedad. Su éxito no solo reside en su calidad enológica, sino también en su capacidad para representar, de forma simbólica y comercial, la identidad vitivinícola argentina en el concierto internacional.

La historia del Malbec constituye un caso paradigmático de desplazamiento varietal, adaptación y resignificación territorial. De su modesto sitial en Francia a su consagración en América del Sur, el Malbec es hoy un ícono del vino del Nuevo Mundo y un ejemplo elocuente de cómo las cepas pueden reescribir su destino en nuevas geografías.

Fuentes bibliográficas sugeridas:

- Brizuela, Guillermo. Malbec. Historia y evolución de una cepa emblemática. Fondo Vitivinícola Mendoza, 2013.
- Ministerio de Agricultura de Chile. Historia de la vitivinicultura chilena. SAG, 2008.
- Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Argentina. Estadísticas vitivinícolas anuales. www.inv.gov.ar
- Johnson, Hugh & Robinson, Jancis. The World Atlas of Wine. 8th ed., Mitchell Beazley, 2019.