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Artículo #204

La cata de vinos desde la educación

Por Fernanda Valenzuela SEPTIEMBRE DEL 2024

La educación de vinos ha estado experimentando cambios evidentes en los últimos años y en la columna pasada titulada "Cuando el tema es la educación de vinos" fueron presentados una serie de desafíos observados a partir de esta circunstancia. Por cierto, uno de los desafíos que no deja de ser relevante y por el cual corresponde buscar ángulos variados que analizar, tiene relación con la enseñanza de la cata de vinos. Nadie nace sabiendo catar, por lo tanto, se debe aprender y la premisa es que, para alcanzar el logro de dichos aprendizajes, alguien debiera facilitar el proceso, conducir y naturalmente enseñar el cómo hacerlo. Dr. Isabelle Lesschaeve, experta sensorial de vinos francesa y coach de degustación, dejó entrever en una publicación realizada recientemente en la red social LinkedIn, que poner palabras a aquello que se detecta con los sentidos requiere de una formación sistemática, lo mismo que la acción de describir las sensaciones experimentadas cuando se bebe una copa de vino (1).

Texto destacado

“El objetivo de una cata de vinos no es sólo comprender el vino en sí, sino también proporcionar un foro para estimular el intercambio… Necesitamos devolver la cata de vinos a sus raíces, las cuales son brindar placer y generar emociones” (L’Hostis)


Curiosamente, en otra publicación de la misma red, pero de hace 8 años atrás, el escritor de vinos y educador irlandés radicado en España Fintan Kerr ya puntualizaba, que un enfoque sistemático era no solo invaluable para lograr mejorar paulatinamente el desglosar y comprender los componentes presentes en el vino, sino para recurrir al lenguaje apropiado, el cual tampoco forma parte de aprendizajes previos (2). Ahora bien, el entender al vino en sí, pareciera no ser el único objetivo que hoy por hoy persigue el acto de catar. Y en esto último la aseveración hecha por el profesor de EHL (Ecole Hôtelière de Lausanne) y Magister en Comercio internacional de Vinos y Espirituosos Gildas L’Hosits , resuena fuertemente:

“El objetivo de una cata de vinos no es sólo comprender el vino en sí, sino también proporcionar un foro para estimular el intercambio… Necesitamos devolver la cata de vinos a sus raíces, las cuales son brindar placer y generar emociones” (3).

Por consiguiente, acogiendo las múltiples voces que con propiedad tienen algo que decir respecto de la cata de vinos y por, sobre todo, con el ánimo de añadir perspectivas sobre el cómo ésta se enseña, es que las líneas que siguen intentarán acercar algunos puntos incidentes a la hora de seleccionar estrategias significativas, que aporten al proceso de aprendizaje.


La sensorialidad y sus condicionantes.

No cabe duda que el aprender a evaluar objetivamente las propiedades sensoriales como los atributos de apariencia, aroma, gusto y sabor ocupa un lugar destacado en los programas de educación del vino (4). Tanto en los planes de estudios introductorios como aquellos de nivel más avanzado, la forma en que este entrenamiento se realiza considera experiencias que recurren exhaustiva e incrementalmente al uso de los sentidos: vista, olfato, gusto y tacto, entre otros (5).

Ahora bien, una circunstancia por demás crítica que enfrentan dichos programas son las diferencias de memoria visual, olfativa y gustativa propias de sus estudiantes, las cuales se relacionan con caracterizadores que pueden vincularse entre otros con la edad, género y origen pasando por la cultura, capacidad lingüística y las experiencias de vida. A lo anterior se suman también los posibles casos de hiposmia o ageusia no declarados y la eventual reducida sensibilidad, de quienes no necesariamente poseen trastornos específicos (6). A su vez, en la vereda opuesta están quienes cuentan con competencias preexistentes logradas mediante capacitaciones y/o la práctica respecto de otros productos alimenticios. En estas circunstancias será significativa su mayor precisión al catar y la efectividad de sus evaluaciones, aun cuando estén enfrentándose por primera vez al vino (7). Otro elemento que conviene tener en cuenta es la habilidad de ciertas personas para conjugar características organolépticas presentes en los productos, con posibles representaciones mentales de las mismas (8). De presentarse esta condición, la efectividad a la hora de catar puede ser eventualmente diferente tomando en cuenta que la percepción que se experimenta será un resultado integrado y no sólo producto de la sensación puntual provocada por los estímulos sensoriales externos (9).


Expertos asumiendo el rol educador.

Como se mencionó al inicio, la enseñanza de la cata requiere de un rol guía, un instructor que gestione el proceso de aprendizaje de los/as estudiantes. Quien asume esta posición es en general un catador/a experto/a, que actúa como juez de las características sensoriales del vino y su calidad, quien además basa sus propias aseveraciones en su experiencia, entrenamiento. Incluso en ocasiones, se nutre de una serie de datos anexos de tipo analítico, que puedan estar disponible sobre el producto en cuestión (por ej: información de origen, condiciones de elaboración, propiedades químicas y físicas, etc). La industria del vino ha utilizado y sigue utilizando mayoritariamente enólogos como sus expertos a la hora de educar en análisis sensorial (9). A su vez, los sectores vinculados a la gastronomía y hospitalidad han recurrido a profesionales de la sommelería para ejercer dicho rol educador, así como también de forma complementaria a consultores y/o a personas con una extensiva historia vinculada tanto al servicio como al consumo del vino. En ambos casos dichos profesionales realizan tareas analíticas y holísticas al catar, que incluyen discriminación y categorización de la información obtenida mediante sus sentidos, seguidas de un proceso que acoge pistas de percepción con el subsecuente procesamiento cognitivo de cada una de ellas (10).

De todas maneras, es importante tener presente, que existen estudios que han demostrado una variación considerable en las capacidades humanas quimio-sensoriales, condición que puede estar presente también en los expertos catadores de vino. Por lo tanto, existe la posibilidad, que algunos de ellos posean umbrales de detección olfativos elevados o equivalentemente un cierto grado de insensibilidad respecto de ciertos compuestos que son esenciales para la caracterización del vino. Esto, no va en desmedro de su cualificación, por cuanto dicha condición es susceptible de ser perfeccionada recurriendo a un (re)entrenamiento atingente (6).

Un antecedente adicional que conviene tener en cuenta en relación a los expertos que se desempeñan como educadores, es su manejo del lenguaje especializado. No es raro que quienes buscan educación de vinos sean en primera instancia consumidores involucrados, personas que manifiestan un gran interés en comprender cómo la procedencia y los métodos de producción impactan en el sabor de aquellos productos finales, que son de su preferencia (11). No obstante, el reto que a menudo enfrentan esos mismos consumidores a la hora de atender sesiones lectivas, es la comprensión de los términos, expresiones y metáforas empleadas por dicho experto, lo cual inmediatamente y de forma espontánea se alza como una primera barrera para su proceso de aprendizaje.

Métodos para una enseñanza eficaz.

El dominio de la degustación y evaluación del vino es esencial para el sector vitivinícola y sus rubros asociados. En particular, el aprendizaje experiencial de la percepción sensorial es crítico para quienes realizan labores en viñas, bodegas, distribuidoras, comercializadoras, servicio y hospitalidad, restauración y bar, por nombrar solo algunas de las múltiples áreas de desempeño, que exigen las competencias en cuestión (12). Las clases sensoriales formales y estructuradas que implican registrar observaciones y percepciones detalladas, siempre han constituido el enfoque tradicional para aproximarse a la enseñanza de la cata de vinos. Reconocidas instituciones tanto locales como globales (por ej. WSET, Wine Scholar Guild, etc.) suelen además ofrecer programas de degustación estandarizados diseñados para implementarse donde surja su demanda, sea ésta a nivel regional o internacional, o en modalidad presencial o virtual. Ahora bien, la cata de vinos estandarizada obliga a los estudiantes a pensar de la misma manera, al menos al comienzo, porque el ajustarse a un patrón conduce inevitablemente a un aprendizaje tipo “pavloviano”, basado en el condicionamiento más que en el pensamiento reflexivo. En todo caso conviene en este punto hacer el alcance, que son innumerables las singularidades culturales y educativas que confluyen en la enseñanza, como para que la normalización de prácticas y métodos funcione con éxito en todos los casos en que se recurra a ella.

En las primeras etapas del proceso de aprendizaje, una alternativa a los enfoques estandarizados puede ser el permitir a los estudiantes el tomarse el tiempo necesario para analizar el vino y luego incentivarlos a expresar en sus propios términos las impresiones obtenidas, esto aun cuando las valoraciones que les resulten, parezcan simplistas. A continuación, la idea es proseguir con una segunda etapa basada en el diálogo, en la cual se acojan las opiniones divergentes y se tornen éstas comunes. Aquí conviene que el instructor utilice analogías pertinentes con regularidad, especialmente cuando las palabras o frases que permiten describir al vino con mayor precisión son convenientemente acotadas y de número más bien reducido.

En lo que tiene relación con la práctica de la degustación, se ha sugerido ampliamente el que se proponga un punto de referencia a partir del cual trabajar las propias habilidades de cata. En términos concretos dicha formación puede contemplar sesiones sencillas donde los/las alumnas se enfrenten a atributos sensoriales clave del vino (por ej. aromas) en exposiciones repetidas de corta duración, con el objetivo de ir incrementando paulatinamente sus capacidades de detección específica. En el tiempo, y como resultado de un entrenamiento sostenido bajo esta misma premisa, será posible inducir su sensibilidad y conseguir subsecuentemente una reducción en sus umbrales de detección respectivos. Este accionar intencional permite que el estudiante logre identificar e incluso evaluar el atributo sensorial en cuestión al momento de la cata de aquellos futuros vinos, en los cuales el mismo está presente como descriptor (13).

Un elemento innegable y en consonancia con los tiempos que corren es el hecho, de que independiente la disciplina que forme parte de la instrucción, el aula es un ambiente diverso donde la multiplicidad de aproximaciones al aprendizaje requiere, que quien asume el papel de maestro esté preparado y preste una atención diferenciada durante el proceso educativo. Ciertamente, el ser capaz de individualizar a los/as estudiantes permite diversificar las formas de instrucción y en cada momento evaluar su respectiva evolución. Es aquí donde hoy por hoy se vuelve trascendental el dar un rol activo, participativo y protagonista a cada estudiante, priorizando el aprender haciendo y transformando los mecanismos evaluativos de tal forma que permitan constatar si consiguió apropiarse (o no) de aquellas operaciones y acciones que evidencien el nivel de desempeño esperado/logrado, en cada una de las competencias previstas. Esto, en particular respecto de las capacidades y habilidades comprometidas en la degustación o cata de vinos (14).

Recursos disponibles para el aprendizaje

Cuando se piensa en medios didácticos propios de la cata de vinos probablemente vienen a la mente las relativamente recientes paletas gráficas de colores (tipo Pantone), las clásicas ruedas de aromas o las reconocidas fichas de cata codificadas. En el caso de estas últimas vale aclarar, que se han convertido en la norma cuando se trata de educar sobre el vino, atendiendo al predominio de métodos estandarizados y homologados de aprendizaje. Investigaciones recientes en psicofísica y neurociencias han demostrado la funcionalidad potencial que implica el recurrir explícitamente y de forma deliberada al concebir imágenes o representaciones mentales, las cuales pueden aportar a la discriminación y categorización requerida para catar vinos por parte de quienes la practican. Este recurso se vuelve particularmente valioso para ser incluido durante la experiencia misma de entrenamiento y puede ser útil en las etapas de procesamiento olfativo y gustativo. En todo caso se debe tener en cuenta que esta capacidad de emplear imágenes mentales depende a su vez del entrenamiento perceptivo, atencional y semántico correspondiente.

Entre los recursos innovadores que han aparecido en el último tiempo, los que se apoyan en la tecnología suenan no solo atractivos sino convenientes. Lo anterior es particularmente relevante cuando quienes son aprendices pertenecen a las generaciones en las cuales la telefonía inteligente ha sido trascendental en su devenir. Por lo mismo, en miras a acercar y facilitar el aprendizaje del análisis sensorial, parece razonable y pertinente que sean las aplicaciones móviles las que brinden una oportunidad concreta fuera del aula, sobre todo si éstas se desarrollan con el fin de estimular la memoria perceptiva y lingüística, respecto de los caracteres organolépticos relevantes para la cata de vinos.

Como consecuencia de la pandemia COVID-19, la cual afectó los años 2020 y 2021 globalmente al mundo y particularmente a la educación de vinos, surgieron opciones alternativas, que permitieron proseguir con la enseñanza pese al confinamiento. Entre ellas se cuenta la reprogramación de cursos a distancia y la disponibilidad asincrónica del material de clases, técnicas asistidas ambas por la tecnología. Sin duda los planes de estudio más amenazados por esos días a causa de la contingencia fueron aquellos que comprenden componentes multisensoriales, tales como la cata de vinos. Aun así, no fue extraño que en el entorno académico surgieran comunidades virtuales de aprendizaje como una reacción activa y cooperativa, la cual oportunamente respondió a la necesidad de conservar el componente de la percepción sensorial como parte integral de la educación. Dichas instancias fueron conformadas por instructores experimentados y novatos, y en ellas no solo compartieron sus experiencias, sino que se debatió sobre la pedagogía y logística pertinentes para hacer frente a los problemas enfrentados. Más allá de las definiciones y soluciones propuestas entonces, el intercambio dado y la singular dinámica colaborativa quedaron ambos como ejemplo de buenas prácticas educativas hasta nuestros días (12).

Finalmente, buscando la autotransformación de los estudiantes, como parte indispensable del aprendizaje del análisis sensorial de vinos, el considerar autoevaluaciones, coevaluaciones y heteroevaluaciones con su correspondiente triangulación, posibilita la mejora continua personal, al mismo tiempo que resulta en una sinergia muy positiva, la cual se suma a la discusión y socialización con el resto del grupo, que forma parte de la formación. Además, con ayuda de estos instrumentos es posible fijarse nuevas metas, que orienten positivamente a su desempeño individual futuro (14).

Emociones y motivación en la educación

Al margen de la educación que concierne a la cata de vinos, se ha identificado que entre los principales factores concretos que incitan a los estudiantes adultos a aprender se hallan: la calidad de la instrucción y el plan de estudios, aulas interactivas y prácticas, evaluaciones progresivas y retroalimentaciones oportunas y un ambiente e infraestructura propicia para el aprendizaje (15). Por otro lado, cuando los estudiantes están conscientes de sus emociones y son guiados por estrategias de enseñanza específicas, su rendimiento en el aprendizaje mejora en relación con su motivación y compromiso. Equivalentemente, cuando los profesores están atentos al estado emocional de los estudiantes, tanto su actitud como su retroalimentación se vuelven más efectivas y oportunas (16).

Algunos de los principios que pueden guiar a los educadores en la promoción de la motivación y emoción adaptativa de los estudiantes están: apoyar sus sentimientos de competencia, incentivar su autonomía, proponerles tareas relevantes y activas, hacer énfasis en el aprendizaje, restar importancia a la comparación social y fomentar sentimientos de pertenencia (17). Por último, las investigaciones indican que un mayor enfoque en el dominio afectivo de la experiencia de aprendizaje, en particular el entretenimiento y el disfrute, podrían resultar beneficiosos y significativos. Un planteamiento respecto del diseño instruccional y sus métodos respectivos que incorpore un mayor uso de la diversión, incluyendo interacción con los pares, el humor, bienestar y los beneficios personales, pueden implicar que los estudiantes adultos se sientan alentados y motivados a participar en el aprendizaje, demostrando evidente entusiasmo por el viaje (proceso) y optimismo por los resultados obtenidos (18).


Reflexión final

En la enseñanza de la cata de vinos los cambios evidentemente están ocurriendo y desde diversas perspectivas la invitación es a afrontarlos con un ojo puesto en el pasado, para aprender de él, y el otro ojo orientado al futuro, explorando las opciones que sumen de mejor forma desde la educación y asumiendo desde ya un abordaje más holístico-asertivo, en línea con los tiempos que corren.

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Referencias bibliográficas:

(1) Lesschaeve, I. (24 de junio de 2024). Learn how to taste wine with a wine-tasting coach, i.e. a sensory scientist. LinkedIn. https://www.linkedin.com/pulse/learn-how-taste-wine-wine-tasting-coach-ie-sensory-lesschaeve-808be/

(2) Kerr, F. (11 de Septiembre de 2016). Thoughts on: Wine education. LinkedIn. https://www.linkedin.com/pulse/thoughts-wine-education-fintan-kerr/

(3) L’Hostis, G. (1 de Julio 2019). On the standardization of wine tasting and education. EHL Insights. https://hospitalityinsights.ehl.edu/wine-tasting-standardization

(4) Ablea, A., Grbina, P., Schmidtkeb, L., Blackmanb, J., Needsc, S., Kennedyd U. y Wilkinsona, K. (2029). Development of technical wine assessment skills in tertiary students. International Journal of Innovation in Science and Mathematics Education, 27(4), 47–66. https://www.researchgate.net/publication/333192601_Development_of_Technical_Wine_Assessment_Skills_in_Tertiary_Students

(5) Carmer, A., Kleypas, J. y Orlowski, M. (2024). Wine sensory experience in hospitality education: a systematic review, British Food Journal 126 (4) 1365-1386. https://doi.org/10.1108/BFJ-01-2023-0075

(6) Tempere, S., Cuzange, E., Bougeant, J., de Revel, G. y Sicard, G. (2012). Explicit sensory training improves the olfactory sensitivity of wine experts. Chemsensory Perception 5, 205–213. https://doi.org/10.1007/s12078-012-9120-1

(7) Ligas, I. y Kotseridis, Y. (2024). Introducing a standardized sensory analysis method for wine: A methodology for the recruitment, selection, training, and monitoring of assessors—Implementation on the Greek variety “Agiorgitiko”. Beverages. 10(3), 63. https://doi.org/10.3390/beverages10030063

(8) Barbe,J.-C, Garbay, J. y Tempère, S. (2021) The sensory space of wines: From Concept to Evaluation and Description. A Review. Foods 10, 1424.
https://doi.org/10.3390/foods10061424

(9) Franco, A., Naranjo F., y Moreira, L. (2021). Análisis educativo sobre la valoración sensorial en catación de vinos. Revista Conrado, 17(78), 178-182. https://conrado.ucf.edu.cu/index.php/conrado/article/view/1661/1640

(10) Tempere, s., de Revel, G. y Sicard, G. (2019). Impact of learning and training on wine expertise: a review. Current Opinion in Food Science 27, 98-103. https://doi.org/10.1016/j.cofs.2019.07.001

(11) Lesschaeve, I. (2022). How could basic sensory education free consumers from experts' influence to appreciate complex food products? The case of wine. Science Talks Journal, 2, 100010, https://doi.org/10.1016/j.sctalk.2022.100010

(12) Carmer, A., Velikova, N., Hertzman, J., Bergman, Ch., Wray, M. y LaPrevotte Pippert, T. (2020). An inquiry into the pedagogy of the sensory perception tasting component of wine courses in the time of COVID-19. Wine Business Journal, 4(2), 96–115. https://doi.org/10.26813/001c.22052


(13) Gomis-Bellmunt, A., Claret, A., Guerrero, L. y Pérez-Elortondo, F. J. (2024). Sensory evaluation of protected designation of origin wines: Development of olfactive descriptive profile and references. Food Research International 176, 113828 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0963996923013765

(14) Pérez, F., Pelegrín, A. y Urbay, M. (2021). Necesidades formativas del sommelier para una mejor comercialización del vino. RECUS: Revista Electrónica Cooperación Universidad Sociedad 6(2), 56-61. https://revistas.utm.edu.ec/index.php/Recus/article/view/3288

(15) Sogunro, O. (2015). Motivating factors for adult learners in higher education. International Journal of Higher Education, 4(1), 22-37. https://eric.ed.gov/?id=EJ1060548

(16) Arguedas, M., Daradoumis, T. y Xhafa, F. (2016). Analyzing how emotion awareness influences students’ motivation, engagement, self-regulation and learning Outcome. Journal of Educational Technology & Society 19(2), 87–103. http://www.jstor.org/stable/jeductechsoci.19.2.87

(17) Linnenbrink-Garcia, L., Patall, E. A., y Pekrun, R. (2016). Adaptive motivation and emotion in education: Research and principles for instructional design. Policy Insights from the Behavioral and Brain Sciences 3(2), 228-236. https://doi.org/10.1177/2372732216644450

(18) Lucardie, D. (2014). The impact of fun and enjoyment on adult's learning, Procedia - Social and Behavioral Sciences 142, 439-446. https://doi.org/10.1016/j.sbspro.2014.07.696

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Sobre la autora:

Fernanda Valenzuela es Ingeniera Civil Industrial mención en Química de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con un grado de Magíster en Ciencias de la Ingeniería y especialidad en Tecnología de los alimentos. Posee además diversos estudios de postítulo de nivel diplomatura en áreas como vitivinicultura, estrategias de negocios y educación, realizados tanto en Chile, como en Sudáfrica y Argentina.

Fue directora de la Escuela Internacional del Vino y jefa de carrera de Administración de Negocios de la Industria del Vino en el Instituto Profesional Culinary (2007-2009). Desde el 2011 se desempeña como docente en la misma institución y a partir del 2019 ejerce también como coordinadora docente del eje en Gestión Administrativa. Además, dicta clases en la Escuela de Sommeliers de Chile y la Escuela Argentina de Sommeliers. Co-fundadora y ex directora de la Asociación de Mujeres del Vino de Chile. En forma paralela y hace ya más de una década, dirige Instante de Vinos, proyecto pionero en Chile en la difusión del vino, la cultura y la conversación.