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Artículo #20

Sobre el origen de la chicha. Parte I

Por Vinífera AGOSTO DEL 2019

La chicha es una bebida fermentada extensamente consumida en el continente Americano, el cual contiene una amplia diversidad cultural dentro del territorio, por lo que su nombre varia dependiendo de la zona, siendo los conquistadores españoles en su avance por el continente, quienes la nombran según la escucharon llamar en los primeros acercamientos que tuvieron con este producto. Aunque no hay un consenso desde donde se acogió esta palabra, hay quienes aseguran que se documenta en el castellano desde 1521 (Marta Hildebrant 1992) y es considerada actualmente como una palabra panamericana (Pardo y Pizarro 2005). Es en siglo XVII, cuando aún se conserva la lengua nativa en Panamá, que un cronista advierte que es una palabra compuesta “chichah co-pah”, siendo la primera y masificada utilizada para denominar al maíz, mientras la segunda significa "bebida".

Texto destacado

En Chile también recibe diversos nombres según la cultura y zona, además de las múltiples variedades frutales, de verdura y grano con que la preparaban.


Es así como los incas la denominan “azúa”, “sora” en el norte (Arica), “cach-ir” por los atacameños, mientras los mapuches como “mudai” y “pülku”, siendo de maíz la más masificada en estos territorios (Pardo y Pizarro, 2005). Aunque existe granvariedad según los frutos, cereales, hierbas, granos y tubérculos zonales. Los mapuches se destacaron en hacer chicha con los productos que le ofrecía el entorno, a la vez que conservaban frutos para disfrutar de su chicha aun cuando no fuese temporada, como con la frutilla y otros frutos rojos y silvestres que secaban. “estos indios [los araucanos] aprovechaban cuanto jugo dulce conocían para hacer bebidas fermentadas y para ello utilizaron hasta hongos”. Varios fueron los conquistadores que al observar las costumbres mapuches dedicaron algunas palabras a sus costumbres alimenticias, destacando la falta de proporcionalidad entre la comida y bebida, alimentándose precariamente y bebiendo en demasía, “son los indígenas muy parcos en comer y eso de manjares viles, y desconociendo casi por completo la voracidad, en punto de beber no hacen nunca fin ni conocen medida” (Acosta, 1954).

Pero la chicha a su vez completaba la dieta aportando las calorías que le faltaban a sus alimentos, es así como todos los integrantes de la comunidad la bebían indistintamente de la edad o sexo (Pineda y Bascuñan, 1973). Por esto la mezclaban con otros alimentos para aumentar su poder nutritivo, como la afamada “kupilka”, que se compone de chicha y harina tostada (Fray F. J. Augusta 1966) conocida y consumida hasta el día de hoy como “chupilca”.

Además de su valor nutricional, también se le atribuyen beneficios para la salud, que son destacados mayormente por los españoles al ver que los indígenas no padecían enfermedades para ellos recurrentes, y sus beneficios estaban ligados a problemas urinarios, renales, digestivos y la eliminación de cálculos (Pardo y Pizarro 2005). El punto más importante a destacar de la chicha y su tradición indígena en su preponderancia hasta la actualidad es su sincretismo mestizo, por eso es importante relatar el lugar que ocupaba dentro de la cultura indígena nacional, su adaptación colonial y el espacio actual que ella ocupa.

¿Un producto femenino?

Culturalmente su elaboración estaba asignada como una labor femenina casi en todo el continente y aprendida a los 12 años de edad (Pardo y Pizarro, 2005), siendo motivo de conflicto conyugal la ausencia de esta en un hogar. Como se mencionó anteriormente de amplio y transversal consumo a los españoles les asombro que beber en exceso no estuviera considerado un acto negativo y no se limitaran en ello, únicamente esto sucedía cuando se preparaban para la guerra “...deponen sus domésticos intereses y particulares querellas, y teniendo tanta propensión a la embriaguez cual es ponderable, en ella se vuelven sobrios y precavidos como la nación más política lo pudiera ejecutar” (Encina, 1955:109, citando al Rosales).

También muy buenos anfitriones ponían su orgullo en fiestas de varios días con abundancia de chicha y animales. Estas situaciones no eran aisladas ya que en todas las celebraciones y aún en las derrotas la chicha era un actor indispensable, encontrándola en las mismas instancias que perduran hasta el día de hoy como ramadas, que con similar esquema de las actuales, comida y bebida acogían baile y disfrute. Las mingas por su parte, se trataban de ayudas comunitarias para actividades agrícolas o habitacionales, celebrando con chicha y comida la ayuda prestada, mismo patrón que se conserva en las vendimias y otras cosechas.