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Artículo #180

Mercado Global del Vino: Una Era de preferencias cambiantes

Por Gonzalo Rojas A. OCTUBRE DEL 2023

El mercado global del vino se encuentra, en la actualidad, en una encrucijada en medio de una serie de desafíos y oportunidades, en una Era de preferencias cambiantes. Históricamente marcado por una combinación única de factores culturales, geográficos y tecnológicos, corren tiempos de una evolución dinámica, presentando una amplia gama de vinos que reflejan la riqueza y la singularidad de sus respectivas regiones productoras.

Texto destacado

"El mercado mundial del vino ha experimentado un crecimiento constante en las últimas décadas, alcanzando un valor estimado actual de alrededor de 320 mil millones de dólares. Esta expansión no sólo ha reflejado la diversificación en las preferencias de los consumidores, con una demanda creciente de vinos de alta calidad y productos exclusivos, sino que ha señalado el surgimiento de nuevos mercados emergentes, tales como China, India y América del Sur. Se observa un cambio en las tendencias de consumo, con un creciente interés en vinos más ligeros y frescos, así como en productos orgánicos y sostenibles, reflejando una mayor conciencia sobre la salud y el medio ambiente."


Diversas fuentes estiman que el consumo mundial de vino se ha estabilizado desde la crisis económica de 2008, en torno a los 242 millones de hectolitros desde el 2016. Sin embargo, el consumo mundial disminuyó en 2022 debido a la crisis energética en Europa y las interrupciones en la cadena de suministros, especialmente en Asia. Con relación a ésto, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) indicó que el consumo mundial de vino y espumantes bajó ligeramente en 2022, atribuyéndolo, entre otros asuntos, al alza de los precios de los insumos secos, un encarecimiento significativo del transporte y la caída del poder adquisitivo real, especialmente en los países en vías de desarrollo, derivada de la inflación que experimenta el producto mundial actualmente.

Según la OIV, en 2022, este consumo global fue de 232 millones de hectolitros, lo que significó una baja del 1%, en comparación con el 2021. En cuanto a las tendencias actuales, se observa un cambio hacia vinos más ligeros y frescos, y una disminución del consumo de alcohol, lo que continuará impulsando a las versiones desalcoholizadas y/o con bajo contenido alcohólico.

Por otra parte, el segmento de los espumosos se está convirtiendo cada vez más en uno de consumo diario. También se observa una premiumización del mercado, con una demanda continua de vinos ultrapremium o de lujo, a pesar de la inflación. En conjunto, se estima que el vino en todo el mundo alcanzó un valor de alrededor de 320 mil millones de dólares para el año pasado.

En términos de la producción, los actores clave de la industria han comenzado a mudar hacia una estrategia más moderada y diversificada en cuanto a sabores, en un intento por mantenerse al día con las cambiantes demandas del consumidor. La innovación, en términos de perfil de sabor y una distribución más eficiente a nivel global, se han convertido en las piedras angulares de una estrategia empresarial exitosa en este entorno altamente competitivo.

Lo anterior ha desencadenado una profunda reflexión en la industria, impulsada por una combinación de factores económicos y culturales, cambios en las preferencias del consumidor y una mayor competencia de otras bebidas alcohólicas. Con una atención renovada en la adaptación a los gustos cambiantes y la búsqueda de opciones más saludables, la industria se enfrenta al desafío de mantener su atractivo en un mercado cada vez más diverso y competitivo.

De esta forma, se observa cómo el mercado global del vino se encuentra en un estado de evolución continua, demandando productos de mayor calidad y preocupación por la salud y la sostenibilidad como principales impulsores del cambio. La adaptabilidad y la capacidad de respuesta de las empresas a estas demandas emergentes serán fundamentales para garantizar la viabilidad a largo plazo en el dinámico y competitivo mercado vitivinícola.

Alimentos orgánicos y sostenibles

Como información de contexto, cabe señalar que el conjunto del mercado de alimentos orgánicos y sostenibles ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, impulsado por un aumento en la conciencia del consumidor sobre la salud y el medio ambiente. Según el informe de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), los alimentos orgánicos han experimentado un crecimiento anual constante de alrededor del 10% en la última década. En este sentido, un estudio reciente, realizado por la consultora Ecovia Intelligence para el año 2021, se reveló que Europa representa el mayor mercado de alimentos orgánicos, seguido de América del Norte y Asia-Pacífico. Se espera que América Latina y la región de Asia-Pacífico experimenten un crecimiento significativo en los próximos años.

La demanda de productos orgánicos ha ido en aumento, con consumidores que buscan opciones libres de químicos y pesticidas que respaldan prácticas agrícolas sostenibles. Un informe de la consultora Grand View Research estima que el mercado global de alimentos orgánicos alcanzará los 320.5 mil millones de dólares para 2025, impulsado por la creciente conciencia sobre la salud y la sostenibilidad. Esta tendencia ha llevado a un cambio en la producción agrícola, con más agricultores adoptando métodos orgánicos y sostenibles para cumplir con la creciente demanda del mercado.

A nivel regulatorio, los gobiernos de varios países han implementado normativas más estrictas para regular la producción y el etiquetado de alimentos orgánicos. Se han establecido estándares para certificar la autenticidad de los productos orgánicos, lo que proporciona a los consumidores una mayor confianza en la calidad y autenticidad de los alimentos ofrecidos. Esto ha fomentado la transparencia en la cadena de suministro y ha mejorado la trazabilidad de los alimentos desde el campo hasta la mesa.

La sostenibilidad también ha ganado importancia en la industria alimentaria, con un enfoque renovado en prácticas agrícolas que minimizan el impacto ambiental y promueven la conservación de los recursos naturales. Se están adoptando técnicas como la agricultura regenerativa, el uso eficiente del agua, la gestión responsable de residuos y la reducción de emisiones de carbono en la producción y distribución de alimentos. En cuanto a la sostenibilidad, la FAO ha informado que la agricultura sostenible puede aumentar la productividad de los cultivos hasta en un 79% en los países en desarrollo, lo que demuestra los beneficios económicos tangibles de adoptar prácticas sostenibles.

Estas prácticas no solo benefician al medio ambiente, sino que también agregan valor a los productos en el mercado, ya que los consumidores están dispuestos a pagar más por alimentos producidos de manera sostenible. Estas cifras respaldan la creciente importancia del mercado de alimentos orgánicos y sostenibles en todo el mundo, destacando su potencial de crecimiento y su impacto tanto en la salud humana como en la preservación del medio ambiente.

Además, la expansión de los canales de distribución y el aumento de la disponibilidad de alimentos orgánicos y sostenibles han facilitado el acceso de los consumidores a estos productos en diferentes regiones del mundo. Los supermercados, mercados de agricultores y plataformas de comercio electrónico están ofreciendo una amplia gama de opciones para los consumidores que buscan adoptar un estilo de vida más saludable y respetuoso con el medio ambiente.

En términos de producción, los actores clave de la industria han comenzado a mudar hacia una estrategia más moderada y diversificada en cuanto a sabores, en un intento por mantenerse al día con las cambiantes demandas del consumidor. La innovación en términos de perfil de sabor y una distribución más eficiente a nivel global se han convertido en las piedras angulares de una estrategia empresarial exitosa en este entorno altamente competitivo.

El declive del consumo mundial de vino ha desencadenado una profunda reflexión en la industria, impulsada por una combinación de factores económicos, cambios en las preferencias del consumidor y una mayor competencia de otras bebidas alcohólicas. Con una atención renovada en la adaptación a los gustos cambiantes y la búsqueda de opciones más saludables, la industria se enfrenta al desafío de mantener su atractivo en un mercado cada vez más diverso y competitivo.

De esta forma, se observa cómo el mercado global del vino se encuentra en un estado de evolución continua, con la demanda de productos de alta calidad y la preocupación por la salud y la sostenibilidad como principales impulsores del cambio. La adaptabilidad y la capacidad de respuesta de las empresas a estas demandas emergentes serán fundamentales para garantizar la viabilidad a largo plazo en el dinámico y competitivo mercado mundial del vino.

Hacia una industria más sostenible y ecoamigable

La creciente conciencia sobre la sostenibilidad ha impulsado a la industria del vino a adoptar prácticas más responsables y respetuosas con el medio ambiente. En este sentido, las bodegas están implementando una serie de medidas sostenibles para mitigar su impacto ambiental y satisfacer la demanda de vinos por parte de los consumidores.

Un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) para el año 2022 revela que las ventas de vinos con etiquetas certificadas como ecológicas o sostenibles han experimentado un aumento del 25% en los últimos dos años en los principales mercados internacionales (La Unión Europea y Los Estados Unidos). En este mismo sentido, se estima que alrededor del 20% de las bodegas en Europa utilizan energía renovable, como paneles solares o generadores eólicos, para abastecer sus operaciones industriales.

Entre estas iniciativas, se destacan las prácticas de cultivo sostenible, como la agricultura orgánica y regenerativa, que reducen o prescinden del uso de agroquímicos y fomentan la biodiversidad en los viñedos. Asimismo, se está prestando mayor atención a la utilización de energías renovables y a la mejora de la eficiencia energética en las instalaciones de producción.

Otra área de enfoque importante es el embalaje sostenible y la reducción de residuos, con un aumento en el uso de materiales de embalaje ecoamigables y en la implementación de estrategias para minimizar el desperdicio en todas las etapas de producción y distribución. La introducción de certificaciones y etiquetados específicos para vinos sostenibles también está ayudando a los consumidores a identificar y elegir productos que cumplen con ciertos estándares ambientales y sociales.

Además, se están llevando a cabo iniciativas de conservación del agua en muchos viñedos, reconociendo la importancia crucial del elemento. Estas iniciativas incluyen el uso de sistemas de riego más eficientes y la reutilización del agua para minimizar el impacto en los recursos hídricos.

En conjunto, estas acciones reflejan un compromiso generalizado de la industria del vino con la sostenibilidad y la responsabilidad medioambiental, al tiempo que atienden las demandas cada vez mayores de los consumidores que buscan vinos de alta calidad que también sean respetuosos con el entorno. En términos de certificaciones sostenibles, el número de bodegas con certificaciones orgánicas ha aumentado en un 5% anual en los últimos cinco años, según datos de la Federación Internacional de Vinos y Espirituosos (FIVS). Asimismo, según un estudio de Wine Australia, se ha observado un incremento del 15% en el número de bodegas que implementan prácticas de conservación del agua en los últimos tres años.

En definitiva, es posible observar cómo la industria del vino está experimentando una transformación significativa a nivel global, impulsada por una creciente demanda de prácticas sostenibles y productos respetuosos con el medio ambiente. Las bodegas y los productores están adoptando enfoques innovadores que abarcan desde prácticas de cultivo ecológico y eficiencia energética hasta la implementación de embalajes sostenibles y la conservación/reutilización cíclica del agua.

Esta evolución no solo refleja un mayor compromiso con la responsabilidad social y ambiental, sino que también responde a la creciente conciencia de los consumidores sobre la importancia de apoyar productos y prácticas que preserven la salud y el bienestar del planeta, en esta nueva Era de preferencias cambiantes.