Artículo #177

Gastrodiplomacia y gastropolÃtica
Las relaciones sociales y de poder que se gestan en torno a la mesa, comer y beber, están estrechamente relacionadas con las decisiones de mercados, las instancias polÃticas e incluso las identidades culturales y de género, conformándose el fenómeno de la GastropolÃtica, que subyace a las relaciones diplomáticas en torno al vino y la comida y la forma en que se conforman sus relatos. Relatos que reflejan una importante relación con el poder, donde los discursos de alimentación han quedado ocultos entre las nociones de placer e ingenuidad que, históricamente, se la han atribuido al comer y beber. Sin embargo, hoy es urgente visibilizarlas y abordarlas desde una perspectiva crÃtica que integre los estudios internacionales, dejando en evidencia la relevancia de los poderes que, constantemente, están atravesando todo lo que pasa en la mesa.
Texto destacado
La gastrodiplomacia y la enodiplomacia, son términos que han emergido con fuerza en la esfera de las relaciones internacionales durante las últimas décadas. Ambos, reflejan la capacidad intrÃnseca de la gastronomÃa y el vino para trascender las fronteras nacionales y desempeñar un papel significativo en la diplomacia cultural y las relaciones entre las naciones del mundo entero.

Ambas estrategias, tanto la enodiplomacia como la gastrodiplomacia, se basan en la idea del soft power o “la diplomacia de la persuasiónâ€, que implica influir en otros paÃses a través de elementos culturales y atractivos, en lugar de utilizar la coerción o la fuerza. Ambas buscan proyectar una imagen positiva del paÃs, fortalecer las relaciones bilaterales y multilaterales, para asà generar beneficios económicos a través del turismo y el comercio. De esta manera, es posible señalar que la enodiplomacia y la gastrodiplomacia comparten el objetivo común de promover los intereses nacionales, utilizando elementos culturales, en este caso el vino y la gastronomÃa, respectivamente, como herramientas estratégicas en el ámbito de la diplomacia con la finalidad de proyectar una imagen positiva del paÃs en el escenario global.
En esta lÃnea, considerando al vino como un alimento, podrÃamos afirmar que la dimensión cultural de lo que sucede en la mesa, vino y gastronomÃa, tiene sin lugar a dudas una profunda categorÃa polÃtica, convirtiéndose en una importante fuente de poder. No podemos olvidar que la cocina con todo lo que eso implica, es un elemento simbólico que refleja las dinámicas y los cambios polÃticos y esta puede llegar a ser un efectivo instrumento polÃtico cuando los gobiernos se comprometen en identificar y buscar la formas como se construyen los lazos entre las personas a través de la comida y por supuesto del vino.

El vino ha sido tradicionalmente considerado como un elemento distintivo de la cultura y la identidad de un paÃs o una región. A través de la enodiplomacia, los paÃses pueden utilizar la promoción de sus vinos, sus tradiciones vitivinÃcolas y la experiencia enológica como una herramienta para fortalecer las relaciones diplomáticas, atraer el turismo enológico y fomentar el comercio de vinos.
Con todo lo anterior, creemos que la gastrodiplomacia se puede definir, académicamente, como el uso estratégico de la gastronomÃa, incluyendo platos tradicionales, técnicas culinarias, productos locales y experiencias culinarias, como una herramienta para promover los intereses nacionales, fortalecer las relaciones internacionales y proyectar una imagen positiva de un paÃs en el ámbito global. Implica la utilización de la gastronomÃa como un medio de comunicación cultural que trasciende barreras lingüÃsticas y culturales, fomentando el diálogo intercultural, la cooperación y la comprensión mutua entre las naciones. La gastrodiplomacia busca influir en las percepciones, actitudes y opiniones de los ciudadanos extranjeros, utilizando el atractivo cultural de la gastronomÃa para generar beneficios económicos, atraer el turismo y establecer relaciones diplomáticas sólidas. No hay mejor posibilidad de mostrar de dónde venimos que a través de la gastronomÃa y el vino.
Breve reseña histórica
La gastrodiplomacia, aunque en la actualidad está en auge, tiene sus raÃces en prácticas históricas que han utilizado la comida como un medio para construir relaciones y expresar identidades culturales. Aunque el término “gastrodiplomacia†es relativamente nuevo, sus antecedentes pueden rastrearse a través de la historia.
En la antigüedad, los banquetes y festines eran eventos fundamentales en las relaciones diplomáticas entre naciones y lÃderes. El intercambio de alimentos y platos tÃpicos no solo servÃa para mostrar la hospitalidad y el respeto mutuo, sino que también permitÃa construir alianzas y fomentar la comunicación entre diferentes culturas.
En la época medieval y renacentista, las cortes reales utilizaban la comida como un medio para demostrar su poder y riqueza. Los banquetes fastuosos y la presentación de platos exquisitos eran utilizados para impresionar a los invitados extranjeros y mostrar la grandeza de la corte anfitriona. Estos eventos se convirtieron en oportunidades para el intercambio cultural y la creación de conexiones internacionales.
En el siglo XIX, la gastronomÃa comenzó a asociarse más profundamente con la identidad nacional. Los platos tÃpicos y las técnicas culinarias regionales se convirtieron en sÃmbolos de orgullo nacional y se utilizaron para afirmar la singularidad cultural de un paÃs. La Exposición Universal de ParÃs en 1889, que celebró el centenario de la Revolución Francesa, incluyó un pabellón dedicado a la comida regional, lo que marcó uno de los primeros ejemplos modernos de utilizar la gastronomÃa como una herramienta para presentar la cultura de un paÃs a nivel internacional.
Sin embargo, fue en el siglo XX cuando la gastrodiplomacia comenzó a formalizarse como una estrategia. Durante la Guerra FrÃa, Estados Unidos utilizó programas como el "Programa de Intercambio de Visitantes" para enviar chefs y estudiantes de cocina al extranjero, promoviendo la cultura y la comida estadounidense como un medio para contrarrestar la influencia soviética.
En las últimas décadas, con la globalización y la comunicación digital, la gastrodiplomacia ha experimentado un resurgimiento. Los paÃses utilizan sus platos emblemáticos y su cultura culinaria para atraer turistas, promover la inversión extranjera y mejorar su imagen internacional. Eventos gastronómicos, festivales y programas de televisión relacionados con la comida han ampliado la audiencia internacional y han permitido una mayor difusión de las culturas alimentarias. Se observa que la gastrodiplomacia tiene sus raÃces en prácticas históricas de intercambio culinario y construcción de relaciones a través de la comida. A lo largo de los siglos, la gastronomÃa ha sido un poderoso instrumento para expresar identidades culturales, fomentar la comunicación y fortalecer las relaciones internacionales.
En un sentido similar, habrÃa que señalar que, la enodiplomacia o el uso estratégico del vino y la vitivinicultura con fines diplomáticos y culturales, tiene una historia rica que se remonta a través de las épocas y culturas, donde el vino ha sido un sÃmbolo de celebración, camaraderÃa y prestigio.
Desde la antigüedad, el vino ha desempeñado un papel destacado en las interacciones entre diferentes culturas y civilizaciones. En la antigua Grecia y Roma, por ejemplo, el vino se utilizaba en festividades y banquetes para estrechar lazos y fomentar la comunicación entre lÃderes y pueblos. Durante estos eventos, el vino no solo simbolizaba la generosidad y la hospitalidad, sino también la capacidad de compartir momentos agradables y establecer relaciones de confianza.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, el vino continuó siendo un vehÃculo para las relaciones internacionales. Las casas nobles y las cortes reales a menudo intercambiaban vinos como regalos diplomáticos. Estos intercambios no solo tenÃan un valor material, sino que también servÃan para fortalecer las relaciones polÃticas y comerciales entre diferentes regiones.
Con la expansión colonial europea en los siglos XV y XVI, las rutas comerciales del vino se extendieron por todo el mundo, llevando consigo no solo la bebida en sÃ, sino también las tradiciones culturales y los vÃnculos entre naciones productoras y consumidoras. Por ejemplo, el vino europeo se convirtió en un elemento importante en los intercambios entre los colonizadores y las poblaciones nativas de América y otras regiones.
En los Tiempos Modernos, la enodiplomacia ha evolucionado a medida que la industria vitivinÃcola ha crecido y se ha diversificado cada vez más. Durante el siglo XX, algunos paÃses productores reconocieron el potencial de utilizar el vino como una herramienta diplomática. Por ejemplo, Francia promovió su vino como un sÃmbolo de la cultura y la sofisticación francesa, mientras que Australia buscó establecer su presencia en el mercado internacional a través de su industria vitivinÃcola en constante crecimiento.
Hoy en dÃa, la enodiplomacia continúa siendo una estrategia relevante en las relaciones internacionales. PaÃses como Portugal, Italia, Argentina y Nueva Zelanda han utilizado la enodiplomacia para promover sus vinos en el extranjero y fortalecer sus lazos diplomáticos y económicos. Además, eventos como festivales de vino y rutas vinÃcolas internacionales se han convertido en oportunidades para la colaboración y el intercambio cultural entre naciones.
La enodiplomacia tiene profundas raÃces históricas que se remontan a civilizaciones antiguas y ha evolucionado a lo largo de los siglos como una herramienta para fortalecer relaciones internacionales, compartir tradiciones culturales y promover la cooperación entre diferentes paÃses a través de la pasión compartida por el vino.



Gastrodiplomacia y gastropolÃtica en las relaciones internacionales.
La gastrodiplomacia asà como también la enodiplomacia van más allá de la mesa, trascendiendo esa necesidad básica y biológica de comer y la necesidad hedonista de beber de todo ser humano. Pensándola con una mirada amplia, lo que pasa en la mesa se convierte en una propuesta de discurso polÃtico, utilizada constantemente como arma de seducción o manipulación, donde cada producto tiene una razón de ser y existe una estrategia con la finalidad de obtener resultados que solo dependerán del ánimo de quien nos sirve.
En conjunto, la enodiplomacia y la gastrodiplomacia permiten a los paÃses proyectar una imagen positiva, fortalecer sus relaciones internacionales, atraer el turismo, promover el comercio y fomentar la comprensión y la cooperación entre las naciones. Son herramientas valiosas que aprovechan la riqueza cultural y culinaria de un paÃs para establecer lazos diplomáticos sólidos y generar beneficios económicos, al tiempo que promueven la diversidad cultural y el diálogo intercultural en un mundo globalizado. La enodiplomacia, al centrarse especÃficamente en el vino, permite a los paÃses aprovechar el patrimonio vitivinÃcola y las tradiciones vinÃcolas para establecer lazos diplomáticos sólidos, promover el comercio de vinos y atraer el turismo enológico.
El vino y la gastronomÃa, utilizadas estratégicamente, serán fundamentales tanto en la conformación de las relaciones internacionales e influenciar a otros, como también en oportunidades para demostrar y ejercer el poder. El vino se convierte asà en una poderosa herramienta de comunicación cultural y en un sÃmbolo de la identidad y la calidad de un paÃs o región.
En un mundo globalizado y culturalmente diverso como el actual, la gastrodiplomacia y la enodiplomacia han surgido como herramientas de la diplomacia cultural, trascendiendo las fronteras nacionales y desempeñando un papel fundamental en las relaciones internacionales. La gastrodiplomacia, basada en la estratégica presentación de la gastronomÃa y la cultura culinaria, y la enodiplomacia, que emplea el vino y la vitivinicultura para fomentar la cooperación y la comprensión entre naciones, subrayan la importancia de las dimensiones culturales y emocionales en la polÃtica internacional. Estas prácticas no solo permiten la proyección de la identidad y los valores de un paÃs, sino que también establecen puentes de entendimiento y colaboración entre culturas diversas.
Adicionalmente, la intersección entre la gastrodiplomacia, la enodiplomacia y la gastropolÃtica señala la evolución de la diplomacia en un entorno interconectado, donde elementos aparentemente cotidianos y culturales pueden tener un impacto profundo en la percepción mutua y en la configuración de las relaciones internacionales. En un panorama donde la tecnologÃa y la comunicación global desempeñan un papel esencial, estas prácticas continúan expandiéndose y reafirmando su rol esencial en la construcción de relaciones internacionales sólidas y significativas.
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Los Autores:
Claudia Gacitúa M.
MagÃster en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Chile. Periodista, Sommelier y Gastrónoma.
Gonzalo Rojas A.
Doctor(c) en Estudios Internacionales de la Universidad de Santiago de Chile e Historiador de la Universidad de Chile.