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Artículo #176

Reseña histórica, características y desafíos de la industria del salmón

Por Gonzalo Rojas A. AGOSTO DEL 2023

La historia de la industria del salmón en Chile es un relato que combina elementos de emprendimiento, desarrollo económico y desafíos ambientales. A lo largo del siglo XX y principios del XXI, Chile se ha convertido en uno de los principales actores mundiales en la producción y exportación de salmón. Los orígenes de la industria del salmón en Chile se remontan a la década de 1970, cuando se iniciaron los primeros intentos de cultivo de salmónidos en la región de Los Lagos, en el sur del país. En ese momento, los empresarios chilenos, buscando diversificar la economía y aprovechar el potencial de sus extensas costas y cuerpos de agua, comenzaron a experimentar con la cría de truchas y salmones importados desde Canadá y Noruega.

Texto destacado

Chile es considerado el segundo mayor exportador de salmón en el mundo, solamente por detrás de Noruega. La industria del salmón chileno ha experimentado un crecimiento significativo en las últimas décadas, expandiendo tanto su volumen de producción como el valor de las exportaciones. Los principales mercados de exportación para el salmón chileno incluyen Estados Unidos, América Latina, Europa y Asia, donde existe una alta demanda de este producto.


En la década de 1980, el gobierno chileno promovió políticas que incentivaron la inversión extranjera en el país, atrayendo a importantes compañías salmoneras noruegas y chilenas, lo que impulsó aún más el desarrollo de esta industria. La producción de salmón se concentra principalmente en las regiones del sur del país, como la Región de Los Lagos y la Región de Aysén, donde las aguas frías y limpias de la Patagonia chilena proporcionan un entorno ideal para el cultivo de salmones.

A pesar de su éxito y crecimiento, la industria del salmón en Chile ha debido enfrentar desafíos importantes y de gran complejidad. La concentración de la industria en manos de unas pocas compañías generó preocupaciones sobre la competencia y el impacto ambiental, ya desde los inicios de la década de los noventas. Además, la cría de salmones en cautiverio planteó problemas relacionados con la transmisión de enfermedades a las poblaciones de peces silvestres y los escapes de salmones que amenazaban la biodiversidad local.

En los últimos años, la industria del salmón ha trabajado en mejorar sus prácticas y estándares ambientales, implementando regulaciones más estrictas para controlar el uso de antibióticos y prevenir la contaminación de las aguas, estando bajo la supervigilancia permanente de organismos como el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura y el Servicio Agrícola y Ganadero, entre otros.

En la actualidad, en el país existen 40 empresas salmoneras, ubicadas en las cuatro regiones australes del país. Nueve de ellas obedecen a capitales extranjeros y las restantes, a capitales nacionales. En su conjunto, controlan el 62% de las exportaciones, situación que da cuenta del creciente proceso de concentración e internacionalización de esta actividad económica. Asimismo, las diez empresas más grandes del sector, lideradas por Aqua Chile, Mowi (ex Marine Harvest), Mainstream y Camanchaca, concentran el 65% de la producción de salmón y trucha en Chile, las que, a su vez, promedian las 506 mil toneladas, de acuerdo a información proporcionada por la Asociación de la Industria del Salmón.

Según cifras del Consejo del Salmón de Chile A.G. (CDS), que reúne a las empresas AquaChile, Australis, Cermaq, Mowi y Salmones Aysén, que en conjunto representan cerca del 52% de la producción chilena de salmón, en base a la información del Banco Central y el Servicio Nacional de Aduanas, la principal conclusión al cierre del último ejercicio anual es que las exportaciones de salmón y trucha alcanzaron en 2022 un total de 751.259 toneladas, lo que representa un incremento del 3,8% respecto del año 2021. El valor de dichas exportaciones totalizó US$ 6.606 millones, lo que, en cambio, representa un alza del 27,3%, respecto de 2021. Sumados estos últimos dos desempeños, las cifras del sector no solamente muestras una excelente salud, sino que además, anotan récords históricos de venta.

El salmón chileno se exporta en la actualidad a 75 países en los cinco continentes, siendo los mercados más relevantes Estados Unidos, Japón, Brasil, Rusia, China y México, en este orden. A nivel mundial, liderazgo de la industria lo ostenta Noruega concentrando un 37% del mercado, seguido de Chile con el 35%, el Reino Unido con el 10%; Canadá con el 6%, e Islas Feroe con el 4%, entre otros.

Industria del salmón en la economía chilena

La industria del salmón ocupa un lugar significativo en la economía chilena y ha sido un importante motor de desarrollo y crecimiento económico para el país. A lo largo de los años, se ha convertido en uno de los principales sectores exportadores de Chile y ha generado empleo y divisas para la nación.

En la actualidad, es uno de los principales sectores agropecuarios y pesqueros del país, y se ubicaba entre los principales productos de exportación no tradicionales de Chile. Los ingresos generados por la exportación de salmón y productos relacionados, como el salmón ahumado y el salmón congelado, han sido significativos para la balanza comercial chilena. La demanda mundial de salmón, principalmente en mercados como Estados Unidos, Europa y Asia, ha impulsado la producción y las exportaciones de forma creciente y consistente a través de las décadas.

Además de los ingresos por exportaciones, la industria del salmón también ha sido una fuente importante de empleo en las regiones del sur de Chile, donde se concentra la producción acuícola. Ha contribuido al desarrollo económico de estas áreas, generando empleos directos e indirectos en actividades relacionadas con la acuicultura, como la logística, la manufactura y el transporte.

Es importante tener en cuenta que, si bien la industria del salmón ha sido un pilar importante en la reestructuración de la economía moderna del país, también ha enfrentado desafíos y cuestionamientos sobre su sostenibilidad y sus impactos ambientales. La necesidad de equilibrar el crecimiento económico con la protección del medio ambiente y los intereses de las comunidades locales es un desafío clave para asegurar que la industria del salmón continúe siendo una fuerza positiva en la economía chilena en el futuro.

Este hecho ha significado que la percepción pública sobre la industria salmonera chilena sea heterogénea y compleja. Si bien es indiscutible el hecho que la industria ha sido un pilar importante en la economía chilena, también es cierto que ha enfrentado críticas y preocupaciones relacionadas con su impacto ambiental y social en los diversos territorios donde se inserta.

Por un lado, ha sido considerada como un ejemplo exitoso de diversificación económica y ha sido valorada por su capacidad para acceder a mercados internacionales con un producto de alta calidad. Pero, por otro lado, la industria ha enfrentado desafíos y críticas sobre su sostenibilidad y su impacto ambiental. Por ejemplo, el crecimiento intensivo de la acuicultura del salmón ha planteado preocupaciones sobre la contaminación del agua, los escapes de salmones y el riesgo de transmisión de enfermedades a las poblaciones de peces silvestres. Estas preocupaciones han sido expresadas por organizaciones ambientales y comunidades locales que han experimentado directamente los efectos de la industria en sus entornos naturales y en su calidad de vida. Además, los brotes de enfermedades como el virus ISA, han afectado la producción y la reputación del salmón chileno en los mercados internacionales, lo que ha llevado a una mayor escrutinio de las prácticas de la industria.

La percepción pública también ha sido influenciada por la respuesta de la industria y del gobierno ante los desafíos ambientales y sanitarios. La implementación de regulaciones más estrictas y el esfuerzo por mejorar las prácticas sostenibles han sido valorados por algunos, mientras que otros consideran que aún existen áreas de mejora y que se deben hacer mayores esfuerzos para garantizar una acuicultura responsable.

No obstante, es importante tener en cuenta que la percepción pública puede variar según la región y los grupos de interés involucrados. Algunas personas pueden ver a la industria del salmón como una fuente de empleo y desarrollo económico, mientras que otros pueden enfocarse en los impactos ambientales y sociales negativos. En cualquier caso, la industria del salmón en Chile sigue siendo objeto de debate y análisis, y la opinión pública continúa desempeñando un papel importante en la forma en que la industria se desarrolla y se adapta para enfrentar los desafíos presentes y futuros.

Con todo lo anteriormente expuesto, y a pesar de las controversias legítimas en torno a la producción nacional de salmones, queda de manifiesto que la industria chilena del salmón realiza varias contribuciones significativas al país, que impactan tanto en el ámbito económico como social.

En primer lugar, es un importante generador de empleo, especialmente en las regiones del sur del país, donde se concentra la producción acuícola. Proporciona oportunidades de trabajo tanto en la acuicultura misma, como en actividades relacionadas, como la logística, el transporte y la manufactura. Además, las exportaciones de salmón y productos relacionados generan ingresos significativos en divisas para el país, contribuyendo positivamente a la balanza comercial chilena. El salmón chileno es un producto altamente demandado en los mercados internacionales, como Estados Unidos, Europa y Asia.


El desafío de la sostenibilidad

La industria del salmón también ha sido una herramienta clave para la diversificación económica. Ha permitido expandir la base productiva del país más allá de los sectores tradicionales y ha brindado una oportunidad para desarrollar una industria innovadora y competitiva. Además, sería justo destacar que el crecimiento de la industria ha estimulado el desarrollo de infraestructura en las regiones donde se concentra la producción de salmón, lo que incluye instalaciones de cultivo, centros de procesamiento y transporte, aportando con ellos a un incremento muy significativo del PGB regional, desde Los Ríos hasta Magallanes.

No obstante, es también cierto que la industria salmonera chilena también enfrenta desafíos relacionados con su sostenibilidad ambiental y social, como se mencionó anteriormente. El equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente y las comunidades locales es fundamental para asegurar una contribución sostenible y positiva de la industria al país en el largo plazo.

La sostenibilidad es un aspecto crítico en el desarrollo de la industria del salmón en Chile. Si bien esta industria ha experimentado un notable crecimiento y ha contribuido significativamente a la economía del país, también ha enfrentado desafíos ambientales que plantean cuestionamientos sobre su sostenibilidad a largo plazo.

Uno de los principales desafíos ambientales que enfrenta la industria salmonera en Chile es el impacto en los ecosistemas acuáticos locales. El cultivo intensivo de salmón en jaulas marinas puede conducir a la acumulación de nutrientes y desechos, lo que puede afectar la calidad del agua y poner en riesgo la biodiversidad marina. Además, los escapes de salmones de las jaulas de cultivo pueden introducir especies exóticas y potencialmente transmitir enfermedades a las poblaciones de peces silvestres, poniendo en peligro la salud de los ecosistemas naturales.

Para abordar estos problemas, es fundamental que la industria del salmón en Chile siga mejorando sus prácticas y estándares ambientales. Esto incluye la implementación de tecnologías más sostenibles, como sistemas de tratamiento de aguas y jaulas más seguras para reducir la probabilidad de escapes. Además, se deben aplicar estrictos controles para prevenir el uso excesivo de antibióticos y otras sustancias químicas que puedan tener efectos negativos en el medio ambiente y en las personas.

La sostenibilidad también está estrechamente vinculada a la gestión responsable de las poblaciones de peces. El crecimiento continuo de la industria del salmón podría ejercer una presión significativa sobre las poblaciones de peces silvestres, lo que podría llevar a la disminución de su número y afectar los ecosistemas locales. Por lo tanto, es esencial mantener estrictas cuotas de pesca y regulaciones adecuadas para garantizar una explotación sostenible de los recursos naturales.

Compleja relación entre la industria y el gobierno

La relación entre la industria del salmón y el gobierno de Chile ha sido compleja y dinámica a lo largo del tiempo. Desde sus inicios en la década de 1970, la industria del salmón ha recibido el apoyo del gobierno chileno como parte de su estrategia para diversificar la economía y promover la exportación de productos no tradicionales.

El gobierno ha facilitado la inversión extranjera en la industria salmonera chilena, permitiendo que importantes compañías salmoneras de países como Noruega, Alemania o China, se establecieran en Chile y contribuyeran con su experiencia y tecnología para el desarrollo del sector. Además, el gobierno ha impulsado políticas y regulaciones que favorecieron el crecimiento de la industria, como la simplificación de los trámites para la obtención de licencias de acuicultura y la promoción de incentivos fiscales para las empresas salmoneras.

Por otro lado, la industria del salmón también ha influido en la política y la economía de Chile. Debido a su importancia como exportador, la industria salmonera ha tenido una participación activa en el diseño de políticas relacionadas con el comercio exterior y ha buscado garantizar condiciones favorables para la exportación de sus productos.

Sin embargo, a medida que la industria del salmón ha crecido, también han surgido desafíos y conflictos que han puesto a prueba la relación entre la industria y el gobierno. Uno de los principales problemas ha sido el impacto ambiental de la acuicultura de salmón en los ecosistemas marinos. El gobierno ha tenido que responder a preocupaciones ambientales y sociales, como la anteriormente mencionada contaminación del agua, los escapes de salmones y los posibles efectos negativos en la biodiversidad.

En respuesta a estas preocupaciones, el gobierno chileno ha implementado regulaciones cada vez más estrictas y ha promovido prácticas más sostenibles en la industria. Se han establecido normativas para reducir y controlar el uso de antibióticos y otros productos químicos en la acuicultura, así como medidas para prevenir escapes de peces y mejorar el manejo de residuos.

Además de los desafíos ambientales, la industria del salmón también ha enfrentado momentos de crisis, como los brotes de enfermedades que han afectado la producción y la reputación del salmón chileno en los mercados internacionales. En estos casos, el gobierno ha tenido que coordinar esfuerzos con la industria para contener y mitigar los impactos negativos.

De esta forma, podría decirse que la relación entre la industria del salmón y el gobierno de Chile ha sido una combinación de colaboración y tensión. Si bien el gobierno ha respaldado el crecimiento de la industria y ha buscado promover sus exportaciones, también ha tenido que enfrentar los desafíos ambientales y sociales que esta actividad ha generado, haciendo hincapié en la mitigación legal y justa de las externalidades negativas, propias de esta actividad. De esta forma, sostenibilidad de la industria del salmón en Chile depende en gran medida de la capacidad de ambas partes para trabajar juntas en la implementación de prácticas más responsables y sostenibles para el beneficio a largo plazo de la economía y el medio ambiente.

Los desafíos presentes y futuros de la industria.

En la actualidad, según las estadísticas del Banco Mundial, Chile se posiciona como el segundo mayor productor y exportador de salmón en el mundo, después de Noruega. La industria salmonera chilena ha experimentado un desarrollo vertiginoso desde sus inicios hasta convertirse en uno de los pilares de la economía nacional, situándose entre los tres principales rubros exportadores del país, sólo por detrás de la minería y la agroindustria. Las regiones australes, como la Región de Los Lagos y la Región de Aysén, han sido áreas estratégicas para el cultivo de salmón debido a sus condiciones naturales propicias para la acuicultura.

La alta demanda mundial de salmón, principalmente en mercados como Estados Unidos, Europa y Asia, sumado a los múltiples tratados de libre comercio con que cuenta el país, han impulsado la producción y exportación chilena desde sus comienzos. El salmón chileno es valorado por su calidad, sabor y contenido nutricional, lo que ha contribuido a consolidar su posición en el mercado internacional. Sin embargo, la industria del salmón enfrenta varios desafíos tanto en el presente como en el futuro. Estos desafíos son cruciales para mantener la sostenibilidad y competitividad de la industria, así como para garantizar la protección del medio ambiente y el bienestar de las comunidades locales.

La sostenibilidad ambiental, por ejemplo, entendida como el impacto ambiental de la acuicultura de salmón en los ecosistemas marinos, es un desafío apremiante. La industria debe continuar mejorando sus prácticas y estándares ambientales para reducir la contaminación del agua, prevenir escapes de salmones y proteger la biodiversidad local. Es fundamental adoptar tecnologías más sostenibles y promover una acuicultura responsable que minimice los efectos negativos en el medio ambiente.

Por otra parte, el control de enfermedades, como el virus ISA, han sido un desafío recurrente en la industria salmonera chilena. La prevención y control de enfermedades son cruciales para garantizar la salud de los peces y evitar pérdidas significativas en la producción. En este sentido, algunos especialistas estiman que la cría intensiva de salmones en cautiverio puede plantear preocupaciones sobre el bienestar animal. Es por este motivo que es importante asegurar que los salmones criados en granjas acuícolas tengan condiciones de vida adecuadas y se apliquen prácticas que promuevan su bienestar.

Con relación a la competencia internacional, Chile compite en un mercado global con otros países productores de salmón, como Noruega, Escocia y Canadá, países altamente desarrollados, modernos e industrializados. La industria chilena sabe que debe mantener su competitividad mediante la mejora continua de la calidad del producto, la innovación tecnológica y la eficiencia en la producción, incorporando, además, las necesarias certificaciones y estándares internacionales.

La relación con las comunidades locales es otro de los grandes y acuciantes desafíos de la industria, por el radical hecho que la acuicultura de salmón puede tener un impacto en las comunidades locales donde se desarrolla. Es importante establecer una relación positiva y colaborativa con las comunidades para asegurar que se beneficien de manera justa y equitativa de la actividad económica.

Finalmente, el desafío global que plantea el cambio climático representa un esfuerzo mayor para la industria del salmón, debido a los posibles cambios en las condiciones oceanográficas y las temperaturas del agua, las que ya han sido incipientemente descritas por algunos especialistas del sector. La variabilidad climática puede afectar la salud y la productividad de los salmones y requerir adaptaciones en las prácticas de cultivo, lo que, a su vez, representará un desafío técnico y tecnológico de gran envergadura para la industria en su conjunto.

Enfrentar estos desafíos requerirá una colaboración estrecha entre la industria, el gobierno, las comunidades locales y las organizaciones ambientales. La adopción de prácticas más sostenibles, la inversión en investigación y desarrollo, y la implementación de regulaciones efectivas serán fundamentales para asegurar un futuro próspero y sostenible para la industria del salmón en Chile.