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Artículo #173

¿El vino tiene género?

Por Pauline Faye ABRIL DEL 2023

El mundo del vino es una industria de patrimonio y de tradiciones con una identidad muy arraigada. Durante muchos años, las mujeres estuvieron apartadas del sector, porque era un "mundo de hombres". Todos hemos vivido ese momento en el restaurante en el que el camarero le propone la carta de los vinos o la degustación al hombre. En las explotaciones, la mayoría de los empleados, maestros bodegueros, vendimiadores y enólogos, son hombres. Sin embargo, a finales del siglo XX, un cambio se puso en marcha, la mujer comenzó a ocupar un lugar cada vez más en el sector.

Texto destacado

Contrariamente a lo que podría pensarse, las mujeres siempre han sido protagonistas en la industria vitivinícola.


Las mujeres siempre tuvieron un papel importante en el universo vitivinícola, aunque a menudo se piense lo contrario. Fue durante la Antigüedad cuando las primeras sommelier aparecieron. Podemos citar los murales egipcios que representaban el trabajo de las mujeres en la vinificación, estas además de beber el vino, tenían como rol de elegirlo y servirlo. Sin embargo, fue durante el siglo XVIII y XIX que algunas viudas se hicieron famosas. Numerosas hijas de viñateros heredaron la propiedad de sus padres y la usaron como dote. Al casarse, sus maridos se convertían en los flamantes propietarios de la hacienda.

A lo largo de este período, tres viudas dieron de qué hablar en el sector vitivinícola: Françoise-Joséphine de Lur-Saluces, Jeanne Alexandrine Pommery y Barbe Nicole Clicquot Ponsardin más conocida como la Veuve Clicquot. En 1788, Françoise Joséphine de Lur-Saluces se convirtió en la propietaria del Château Yquem, hizo construir una bodega en 1826, una revolución para la época, y consolidó la fama internacional del castillo.

Las mujeres siempre estuvieron presentes en la historia del vino.

La Veuve Clicquot, como sus pares, heredó de la propiedad cuando se murió su marido convirtiéndose en la primera mujer en dirigir una maison de Champagne. Antes de que tomará las riendas de la explotación, el viñedo ya producía 100 000 botellas por año. Esta mujer de negocios, realmente excepcional, tenía bajo su mando a muchos representantes en toda Europa. Ella inventó la mesa de trasiego para obtener "vinos claros, nítidos y transparentes". Cuando falleció, la casa comercializaba 750 000 botellas por año gracias a su maestría.

Jeanne Alexandrine Pommery, fue la creadora del Champagne brut. El Champagne que conocemos actualmente no es el mismo que se tomaba en la época. En ese entonces, el mercado que se quería alcanzar era el mercado ruso, el cual era de mucho interés para las propiedades vitivinícolas. Las maisons de Champagne se adaptaron entonces "al gusto ruso", creando Champagnes con "mucha espuma y sabor azucarado". Para atraer una clientela anglosajona, Jeanne Alexandrine pidió a su agente comercial inglés que le describiera lo que les gustaría a los habitantes del Reino-Unido. El agente le contestó: " los ingleses necesitan un Champagne sin azúcar, un vino que podría parecerse a un viejo cognac, con espuma, “mellow”, suavidad, lo más seco posible, pero sin acritud. [...] Todo me hace pensar que pronto habrá un gran entusiasmo por el vino seco". Con la ayuda de Olivier Damas, su jefe de cava, la viuda Pommery creó el primer Champagne "natural", también llamado "bruto".

Estas mujeres, como lo destaca Ségolène Lefèvre en su libro Les Femmes et l'amour du vin: "eran mujeres de firmeza quienes lograron olvidar su condición femenina para ejercer el trabajo de sus difuntos maridos". Pero ¿cuál es la situación actualmente?

Entre herencia y nuevas vocaciones, las mujeres y el vino: el nuevo assemblage.

A diferencia de sus predecesoras, las mujeres que heredan de propiedades vuelven a sus primeros amores recuperando el patrimonio familiar. Algunas se profesionalizan tomando cursos de enología y de sumillería y se van hasta territorios vitivinícolas como Australia o Nueva Zelanda para aprender nuevas técnicas. En cifras, 1/3 de los enólogos son mujeres, casi el 30% de los jefes de explotación vitivinícolas son mujeres y el 50% de los estudiantes en las escuelas se certifican como enólogas y sommeliers.

Como resultado de dicho auge, el surgimiento de asociaciones que buscan destacar el trabajo femenino en un mundo tan masculino se ha ido incrementando cada vez más. La asociación francesa WomenDowine es un ejemplo muy llamativo. Creada en abril del 2017, esta asociación tiene como meta de promover el trabajo de las mujeres en el mundo vitivinícola al nivel internacional. WomenDowine buscar reunir miembros de todas las especialidades del sector: viñateras, sommeliers, enólogas, periodistas, cavistas, blogueras, negociantes... "Nuestros objetivos son, a corto plazo, que hablen de nosotras, y de todas las mujeres del vino. A medio plazo, organizar un día de encuentros/degustaciones/conferencias, con una entrega de premios al final. Y a largo plazo, apoyar y fomentar las diferentes iniciativas femeninas en el mundo del vino."

Fue en junio del 2019, después de una campaña de crowdfunding, que la asociación estrenó su primer evento, y fue un gran éxito. Aunque haya tantos avances e iniciativas muy interesantes, el mundo del vino es todavía un mundo de desigualdades, muy sexista, donde las mujeres pueden pasar por "hinchapelotas".

¿El mundo del vino y la filial vitícola pertenecen a los hombres?

Podemos ver desde hace algunos años que, aunque la mujer se ha ido abriendo camino en este gremio tan machista, la desigualdad y los actos sexistas ordinarios siguen siendo una realidad. Así lo atestigua el perfil francés de Instagram @paye_tonpinard, el cual da la posibilidad a numerosas mujeres pertenecientes a este medio, de expresarse de manera anónima. Esta cuenta denuncia los actos sexistas que enfrentan las mujeres y como algunas terminan por “normalizarlos”. Tales testimonios tan chocantes que muestran que, aunque las mujeres son cada vez más aceptadas en el oficio, la mentalidad sigue siendo muy cerrada. En 2018, el perfil publicó a manera de crítica una etiqueta que normaliza la cultura de la violación y el GHB. La etiqueta decía "GHB para agarrar", seguido por "Avisen si lo lograron a agarre@marcsoyard.fr #destapamefuerte.

Este año, hemos sido testigos de la ola de odio hacia Delphine Aslan, de la asociación francesa Oenolo-Gouine, quien propone degustaciones en mixidad elegida en bodega o en casa. En un artículo publicado en el diario francés Libération, la enóloga explica su trabajo et por qué lo hace de esa forma: " Son tardes abiertas a todo el mundo menos a los hombres cisgénero. La idea es descubrir el mundo del vino, en un ambiente relajado, sin sexismo, ni paternalismo ". Luego de que se publicara este artículo, su cuenta de Instagram fue suspendida a causa de muchas personas a las cuales les molestó el concepto, y recibió también numerosas demostraciones de odio e insultos. Esto nos muestra, una vez más, que los problemas de sexismo y de aceptación de la mujer son todavía objeto de debates.

Aunque pudimos ver una mejora en las tradiciones de la industria vitivinícola, las desigualdades siguen vigentes. No es normal que en pleno 2021 veamos tales ejemplos de odio y sexismo tan normalizado cuando el mundo del vino debería ser un ámbito de placer, donde se comparte y hay respeto. El vino es un patrimonio de alta importancia para muchos países, y no tendrían que existir diferencias de género, por mucho que disguste a algunos.



(*) Sobre la autora


Pauline Faye Muñoz

Escritora, corresponsal y traductora autónoma, de origen franco-chileno, especializada en el mundo del vino. Licenciada en Estudios Internacionales por la Universidad de Alcalá y Máster en traducción e interpretación por la Universidad de Estrasburgo. Colaboradora estable de Vinífera Editorial y nuestra corresponsal en Europa.