Artículo #171
IA y el refugio de comer
Un concurso de comedores de lava. SÃ, de magma recién salida de un cono ardiente y rocoso; al estilo del mejor de esos encuentros del tipo quién come más ajÃ, mexicanos o chicanos. Ocurrió en Islandia, la tierra más vulcanosa del mundo, en una mesa larga, oscura y caliente, contrastada por el fulgor rojoamarillento de la piedra derretida. Allà un grupo de jóvenes la devoraban con una mezcla de esfuerzo, valentÃa y un toque espanto bordeando lo escatológico.
Texto destacado
La gran revolución del momento tiene como objetivo predilecto la manipulación de lo que vemos. Frente a ese panorama arrollador, desde el sabor se mantienen, de momento, los estandartes de la percepción análoga.
Eso se puede juzgar por los gestos de unos concursantes volcados a un evento imposible en la realidad. Salvo que se trate de la imaginación del creador @philatz, generador de unas de las millones de imágenes virtuales asomadas por estos meses. Las intervenciones propias de las aplicaciones de inteligencia artificial (IA), que una vez lanzadas al dominio público se ha convertido en la gran revolución de un tiempo ya movido como pocos en los últimos 50 años.
SÃ, la intervención fotográfica aparece casi junto con su nacimiento, sólo que esta vez se desarrolla de manera intensiva, perturbadoramente mimética. En este momento, las series de imágenes aparecen como jugando a relatos utópicos o distópicos (usted elija), propios de una era ya no lÃquida sino gaseosa en términos de la percepción de lo que las convenciones humanas declaman como real. Una foto de un papa rellenando una inflada parka de blanco monacal, por ejemplo, luce como otros tantos testimonios tan hiperrealistas como falsificados. Pero acá nos convoca la comida y sus circunstancias, asà que el foco de lo que se viene está en la esencia de esta serie de fotogramas, que de alguna manera dinamitan, si es que se puede más, la confianza en visto.
¿Qué pasará de ahora en más con las fotos culinarias en redes sociales? ¿En qué momento aparecerá un retoque más engañosamente verosÃmil que el anterior? ¿Sabremos discernir el engaño a primera, segunda o tercera vista, más allá de lo que a duras penas lo hacemos ahora ? ¿Valdrá la pena volcarse a la producción sincera de la fotografÃa y la imagen en movimiento, si sólo sumando una serie de datos por escrito podremos moldear un imaginario según el ingenio de quien teclea? No son fáciles dar respuestas a esas y tantas otras preguntas, porque para el arte sus derivados la IA es la apertura de posibilidades al infinito.
Para el imaginario de lo entendemos como real, no. Tanto ha sido el revuelo, que grandes voces de la tecnologÃa hace poco abogaron por suspender el avance de la tecnologÃa, al menos por algunos meses, ojalá, para reforzar códigos de ética frente a su implicación en la sociedad. Ya se sabe la efectividad de las declamaciones de última hora frente a los hechos consumados.
Hay momentos en la vida donde más vale retroceder una vez que el camino se agota. Quizá sea uno de esos momentos para que la imagen la cercana a lo veraz se repliegue, acuda hacia viejos formatos análogos o de la primera era digital, lejos de la inmediatez. Quizá la mirada del revelado y su paciente espera quÃmica, salga de su nicho pintoresco y aparezca con certezas. Quien sabe, por ahà luce una opción, un dique de realidad para salvar la mirada.
En tanto aparece otra posibilidad: apelar a los únicos sentidos que, aún, no traspasan la barrera de lo digital. El tándem olfato-gusto se asienta como nunca a modo de trinchera entre lo fÃsico y lo virtual -porque el tacto casi, casi ya cae-, frente una tecnologÃa que con toda certeza será (o ya es) parte del esquema de dominación sobre amplios grupos humanos. Y sÃ, esencias y saborizantes maquillan esos sentidos, pero no se apartan de su matriz quÃmica-biológica. A nuestra escala humana, tangible.
Asà las cosas el comer -y el goce del comer- se transforman en un bastión de la conciencia análoga. Hasta nuevo aviso, una vÃa de libertad terrenal.
(*) ArtÃculo publicado en colaboración con Viajealsabor.cl
(**) Sobre el autor.
Carlos Reyes es Periodista de la Universidad de Playa Ancha y asesor en diversos ámbitos de la gastronomÃa, con amplia experiencia tanto el ámbito público como privado. Es editor gastronómico de Revista La CAV y director de Viaje al Sabor. Es autor de diversos libros, guÃas gastronómicas y publicaciones especializadas en gastronomÃa y vinos desde hace más de dos décadas.