Artículo #128
Sostenibilidad: el gran desafÃo para el futuro del vino
Luego de la publicación del lapidario informe del “Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (más conocido por sus siglas en inglés, IPCC)â€, entidad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde se abordan las consecuencias del calentamiento global y, sobre todo, del cambio climático, la relación entre productividad y sustentabilidad se hace cada vez más necesaria. En este caso, pensando en el impacto de la producción de las viñas en el medio ambiente pero, al mismo tiempo, sin perder esa caracterÃstica que tiene el vino chileno.
Texto destacado
En medio de un cambio climático que no da tregua, de la escasez de agua y de los tipos de plantaciones de acuerdo a sus particulares requerimientos, las viñas y/o productores de vino han debido adaptarse a los nuevos tiempos, acercándose cada vez más a una “producción verdeâ€, sostenible y amigable con el medio ambiente.
En la industria del vino en Chile, se vienen preparando desde hace una década para lograr una producción lo más sostenible posible, pensando en su impacto con el medio ambiente. Los principales cambios comenzaron a verse en los inicios de la década del 2010, luego de ciertos cambios legislativos en paÃses europeos. Francia e Inglaterra, por ejemplo, comenzaron a exigir compatibilidad con el cuidado del medio ambiente en la importación de productos y los vinos chilenos no fueron la excepción: seguimiento de la huella de carbono y huella de agua, cuidados en el riego y la producción, reducción del peso de las botellas y mejoramiento en los procesos energéticos, son algunas de las iniciativas que fueron surgiendo en las viñas del paÃs. Esto, según lo consigna una nota del diario La Tercera en 2014, para abordar precisamente esta problemática.
Dentro de las herramientas más útiles en el proceso de producción sostenible, dentro de la industria del vino, es el Código Nacional de Sustentabilidad, una certificación desarrollada por la Universidad de Talca, con el apoyo del Consorcio Tecnológico del Vino, entidad que reúne a las universidades Católica, de Chile, Federico Santa MarÃa y a la Asociación Gremial de Vinos de Chile, con el apoyo financiero de CORFO.
Si bien es voluntario, es un estándar de las empresas vitivinÃcolas en base a tres áreas que son complementarias: Viñedo, bodega-planta de embotellado y área social. Según se explica en el sitio oficial de este Código - sustentavid.org - en esta dinámica, la certificación es un proceso independiente y transparente, el cual se basa en auditorÃas bianuales realizadas, a su vez, por empresas certificadoras inscritas en el registro del Código de Sustentabilidad. Lo que se certifica es el carácter de sustentable de la viña y, una vez aceptado, esta puede utilizar el sello que acredita este proceso.
Además, se han estructurado procesos de seguimiento de la huella de carbono, es decir las emanaciones de CO2 durante la producción de viñas. Con esto, se logra tener una forma de cumplir de forma sostenible con mercados internacionales que en los últimos años han puesto más exigencias en la elaboración de los productos importados. Especialmente, de paÃses como Chile en que su principal economÃa se basa en las exportaciones.
Ya en 2019, el empresario Eduardo Chadwick, dueño de Viña Errázuriz, señaló los alcances que deben tener las nuevas maneras de afrontar la problemática de la sustentabilidad y de cómo proyectos este trabajo en las viñas: “Nuestra forma de trabajo en los viñedos incluye manejos de labranza y siembras que ayudan a una mejor infiltración del agua en el suelo para su mejor aprovechamiento, y a capturar de manera natural el carbono del aire y transformarlo en fertilizante orgánico para la viña. También buscamos producciones moderadas de uva para no sobrecargar los viñedos y al mismo tiempo obtener una mayor calidad de uva, y desde luego eliminamos el uso de quÃmicos pesticidas. Con todas estas prácticas logramos un mayor cuidado del medio ambiente y de las personas que trabajan en nuestros viñedos, y a la vez propiciamos el necesario equilibrio entre el viñedo y el medio ambienteâ€, detalló el empresario en el diario La Tercera.
Por su parte, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) detalla, a modo general en su “Plan Estratégico 2020-2024â€, una propuesta para: “Fomentar una vitivinicultura respetuosa con el medio ambienteâ€. Dentro de sus articulados, se propone: “Investigar y evaluar el desempeño sensorial y/o enológico de los productos fermentados obtenidos con variedades de uva resistentes, y de las prácticas vitÃcolas de gestión sostenible de enfermedades y plagasâ€. Además, se propone promover la diversificación intra e inter varietal en los viñedos comerciales; impulsar el paisaje vitÃcola; fomentar la economÃa circular mediante la “reutilización de los residuos del viñedo y la gestión de los subproductosâ€.
Además, en la propuesta de la OIV se señala la importancia de: “Preservar los recursos naturales†y dentro de este planteamiento “proponer indicadores y prácticas de gestión de recursos naturales adaptadas a las particularidades del territorio, y dar a conocer estas medidas a los productores y consumidores; promover el estudio y conservación de los beneficios de la biodiversidad funcional en el viñedo; particularmente mediante el diseño del viñedo y prácticas de gestión que tomen en cuenta la especificidad de los terroirs; estudiar y evaluar el impacto del cambio climático en el microbioma de la vid en relación con la fertilidad del sueloâ€.
Dentro de un escenario de constante cambio climático, de altas temperaturas y bajas precipitaciones, la industria del vino busca darle un giro a la producción, para que cumpla con los estándares internacionales y, sobre todo, con aquellos que exige respeto y cuidado del medio ambiente. Precisamente, para que la producción, el buen sabor y la calidad no se vean mermados por la transformación del clima, que cada dÃa que pasa parece inevitable.