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Artículo #71

Competir con la verdad por delante

Por Editorial FEBRERO DEL 2021

El desarrollo agrícola de las últimas décadas es el resultado de un enorme esfuerzo que ha llevado a cabo la sociedad chilena, en su conjunto. El país pasó de tener una balanza comercial deficitaria, en la década de los setentas, a una superavitaria, en la actualidad. En este contexto, la fruticultura de exportación es la verdadera locomotora del sector y aporta la mayor parte de la generación de divisas para el país, encumbrándose como uno de los principales sectores económicos, junto a la minería, silvicultura, pesca y servicios. Lo que para muchos países resulta ser un problema en la actualidad, para Chile, en cambio, es una bendición. Lo que nos interesa, en definitiva, es que el país sea más próspero, con mayores ingresos y una mirada enfocada en el desarrollo sostenible. Por otra parte, cabe destacar que, si bien los temas centrarles del desarrollo de la agricultura, están claros, es preciso reordenarlos, recordar las prioridades y volver a centrar los esfuerzos, tanto públicos como privados, en la efectividad. De esta manera, creemos que existen temáticas que deben abordarse de forma acuciosa y prioritaria, en función del beneficio general del país. A nuestro juicio, las principales son los siguientes:

Texto destacado

Lo que nos interesa, en definitiva, es que el país sea más próspero, con mayores ingresos y una mirada enfocada en el desarrollo sostenible.


Abuso: No es la desigualdad, que siempre ha existido, sino el combate irrestricto a todo tipo de abuso en el sistema económico y social del país. Por ejemplo, existen numerosos agentes, que pueden ser intermediarios, financistas o supermercados, que abusan del productor, del pequeño empresario, del campesino. En ocasiones, fijando unilateralmente los precios, los intereses, los tiempos de pago, empleando de manera irregular a trabajadores migrantes indocumentados. Esto debe ser regulado, combatido y debidamente sancionado.

Agua: La escasez crónica de agua, especialmente en la zona centro y norte del país, es cada vez mayor. Es urgente invertir en desalación, acumulación, distribución y uso eficiente del agua en todas sus fuentes, por medio de la educación de la población, las empresas y de los productores agrícolas. No es posible seguir con una política de aguas tal como existe en la actualidad, uniforme para todo el país, que tiene, al menos, dos realidades dramáticamente diferentes: de la RM al norte y de la RM al sur. Asimismo, se debe revisar el actual código de aguas y modernizarlo, en función del bien común de la nación.

Energía: Chile es el centro de la revolución energética sustentable. La energía solar, cada vez más barata, puede ser el camino de solución para el abastecimiento del agua de riego proveniente de la desalación del agua del mar en buena parte del territorio nacional.

I+D+i: Es fundamental reorganizar el sistema de investigación, desarrollo e innovación en el agro. Actualmente, responde más bien a las inercias institucionales que a las reales necesidades del sector. En este caso, también creemos que se deben concentrar los recursos en pocos ejes temáticos y de alto impacto, impulsando una articulación orgánica entre las instituciones y servicios públicos del agro, las universidades y los agricultores. El objetivo no debiese ser otro que incorporar más ciencia y tecnología en la agricultura y elevar la productividad, de manera sostenible.

Asociatividad: La experiencia de los países desarrollados ha mostrado lo conveniente, para la agregación de valor, que resulta la asociatividad en el mundo agropecuario, en el que muchas producciones de origen atomizado pueden ser concentradas en molinos, plantas lecheras, bodegas para la producción de vinos y agroindustrias de diverso tipo. Esto es válido desde promover sistemas cooperativos exitosos, como COLUN o CAPEL, hasta ser accionistas de empresas sociedades anónimas, como el caso de IANSA.

Pymes agropecuarias y forestales: El fomento productivo orientado a este sector, que lleva a cabo principalmente el INDAP, debe tener claro que las condiciones de competencia serán cada vez más duras y, por lo tanto, la competitividad estará en el centro del debate. La escala no favorece a las Pymes, por lo tanto, la diferenciación y especialización de los servicios, debiesen ser, a nuestro jucio, los ejes estratégicos.

Agro exportación: Que seamos una potencia alimentaria, puede ser discutible, pero que somos una potencia agroexportadora, es un hecho. Chile es un país líder en exportaciones de uva de mesa, manzanas, cerezas, vinos, paltas y arándanos; con excelentes resultados en nogales, avellano europeo y cítricos. Por lo tanto, el apoyo a este sector es ineludible. Hay que entender que esta es la locomotora del sector agropecuario chileno.

Suelo y territorio rural: En esta materia estamos al debe. Chile debe tener una ley de suelos, que proteja la calidad y cantidad de suelo, pues este es un recurso crecientemente escaso. El 50% de los suelos tienen algún grado de erosión y se pierden tonelada de suelos que van al mar, cada año. En la misma línea, es preciso promover el ordenamiento del territorio rural, a objeto de que el espacio se utilice de forma más efectiva y que permita orientar y fomentar la inversión, como así también la especialización inteligente.

Finalmente, cabe señalar que este año 2021, será uno de los años más electorales de nuestra historia como nación. Entre otras, estarán las presidenciales. Una de las múltiples precandidaturas que han emergido en las últimas semanas, deslizó una frase bastante particular: “Hay que pasar de la política de lo posible a la política de lo necesario”. Naturalmente, los más agudos analistas políticos, rápidamente señalaron que: "Si no se aborda la política de lo posible, hay que hacer la política de lo imposible". Como fuere el caso, el enunciado de dicha precandidatura es, sencillamente, ridículo.

La política, en cualquiera de sus formas, aún en las más extravagantes, tarde o temprano ha de confrontarse con las necesidades de la nación, estableciendo el marco de lo posible, en función de lo real, no de lo imaginario.

Es por este motivo, que, desde nuestro lugar, como un medio de divulgación, que fomenta el progreso intelectual de la sociedad y del conocimiento, rogamos encarecidamente que haya propuestas serias, honestas y contundentes en estas materias.

Como dijésemos al principio, el desarrollo agrícola de las últimas décadas es el resultado de un enorme esfuerzo que ha llevado a cabo la sociedad chilena, en su conjunto. Que ha movilizado al Estado, a los empresarios y trabajadores, en virtud de una visión común: Convertir a Chile en una potencia agroalimentaria, promoviendo nuestras exportaciones en todo el mundo, con un sello de calidad, inocuidad y confianza.

En el Chile actual, ya no es posible hacer promesas que no se cumplirán, pensando que nada va a ocurrir con ello. Todo lo contario: el país requiere, necesita, un escenario claro, un marco razonable de acción, y un rumbo coherente, que continúe impulsando al sector agrícola, y al país en su conjunto, hacia el progreso material, cultural y espiritual de la nación.

Todos los candidatos tienen hoy la oportunidad de erigir un buen programa de gobierno, con excelentes propuestas y planes de desarrollo. Y así también, todos ellos han de asumir el deber de ser honestos y competir con la verdad por delante.